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Tienes manía a la gente, no es fobia social, es más, a ti nunca te ha supuesto un problema relacionarte con la gente, es más bien algo que te está pasando con los años, cada vez te aburre, desespera y genera más pereza la gente en general.
María y Paco salen a pasear a su perro Bob todos los días a las siete y media y pasan un rato con algunxs vecinxs con perro en el parque más cercano a casa.
Pero hoy Paco le ha dicho a María que quiere salir más tarde porque no quiere encontrarse con nadie, ella le ha preguntado si es que ha pasado algo con lxs vecinxs y él le ha respondido «Es que estoy un poco antisocial, me cansa la gente, tengo manía a la gente»
Si te sientes identificadx con estos primeros párrafos sigue leyendo.
Relacionarnos con lxs demás tiene un coste energético. Supone una puesta en marcha de habilidades aprendidas y de recursos cognitivos.
Se trata de ser educadxs, amables, sociables, sonrientes, carismáticxs y en fin, unxs perfectxs vecinxs… Y claro, eso no es nada fácil.
¿Qué está ocurriendo?
Hoy en día la vida social nos persigue, 24 horas al día todos los días de la semana, tenemos el móvil encima y con él siempre un montón de conversaciones pendientes. Grupos que cuando vamos a leerlos tienen 150 mensajes, personas que nos han hablado durante la jornada laboral hace horas o mientras conducíamos y que han seguido escribiendo y a las que respondemos al llegar a casa cuando estamos agotadxs de todo el día.
La vida social ya no se limita a cómo y cuándo queremos, la vida social nos acompaña a todas partes.
Si preguntaras a la gente que te rodea qué es lo primero que hacen al abrir los ojos por la mañana la gran mayoría diría que meterse en redes sociales, contestar mensajes de anoche o de esta mañana temprano y consultar el correo. Todo eso sin levantarnos de la cama, todo eso es lo primero que nos pasa en el día.
Esto antes era impensable. Antes de las redes sociales y los teléfonos móviles nadie empezaba a trabajar desde la cama, mientras desayuna, en el coche de camino al trabajo y a la hora de comer.
El experimento: Durante el día de mañana cuenta con cuántas personas diferentes hablas desde que te levantas hasta que te acuestas (incluyendo cualquier tipo de comunicación, móvil, correo, etc.)
Además con la edad solemos tener cada vez más y más estresores, cada vez es más difícil mantener el equilibrio emocional y no tener altibajos porque al fin y al cabo a partir de cierta edad (aunque es cada vez más tardía) empiezan los pagos, el alquiler o la hipoteca, lxs hijxs…
El conjunto de estas dos cosas es el escenario perfecto para encontrarnos cada vez menos sociables.
Estamos cansadxs de lxs demás y es porque lxs llevamos todo el día en el bolsillo.
¿La solución?
- No consultes el teléfono hasta estar levantadx y duchadx. Es decir, puedes hacerlo en el desayuno antes de salir de casa pero no antes (y nunca desde la cama).
- Permítete el lujo de no contestar a aquello que no te urge, prioriza lo urgente y deja para más tarde las conversaciones que no te urgen para cuando realmente te apetezca conversar.
- Empieza a llamar más y «whatsappear» menos, porque así tú decides cómo y cuándo hablas con quien te apetece, no hay conversaciones a medias que nunca terminan.
- Aparta el móvil a partir de la hora de la cena, descansa de eso y céntrate en ti y/o en lxs tuyxs, en las personas que tienes físicamente delante.
Así empezaran a aparecer las ganas de ver a gente, hablar con gente y salir con gente, porque la gente ya no estará en todas partes y a todas horas sino cuando tú decidas.
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