B. Albalat psicología

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Relaciones a distancia

Tiempo estimado de lectura: 4 min

First dates es un programa de la tele, ¿lo conocéis?

El programa consiste  en una cita a ciegas. La pareja acude a un restaurante, se presentan y tras una cena,  deciden si quieren tener una segunda cita para conocerse mejor o no.

Primero se le pregunta a una persona y después a la otra. Si la respuesta es «sí» por ambas partes «sí quieren seguir viéndose»  todo es genial, suena una musiquita celestial de pajaritos piando y normalmente se besan se cogen de la mano y se van juntxs.

Cuando la respuesta es «no» poca gente dice no a secas, es decir  «No, no quiero tener una segunda cita con…»  siempre se añade algo, y para que la otra persona no se sienta mal, no se dice muchas veces el verdadero motivo. Como puede ser: no me gusta su físico, no me ha caído bien, tiene hijxs y eso no me gusta…

Sin embargo hay algo que se dice de manera recurrente y siempre parece un motivo adecuado «Es una persona estupenda y me gustaría conocerla más pero estamos muy lejos y no quiero una relación a distancia»

¿Por qué tenemos tanto miedo a las relaciones a distancia?

¿No creéis que a veces es más difícil la cercanía? ¿No hay cercanías que son como grandes distancias?

Conozco parejas  que por incompatibilidad de horarios se ven un fin de semana al mes, es decir llevan una relación a distancia, pero como no lo viven así, ya que están en  la misma ciudad, se la trabajan y funciona.

¿A que le tenemos miedo en realidad? ¿A nosotrxs mismos? ¿Al otrx? ¿A lo diferente?

Está claro que no son fáciles pero no son imposibles

Es más fácil, sin duda, si la  relación ya existe, es menos arriesgado. Ya se conoce al otrx y la relación tiene un poco de recorrido. Empezarla a distancia puede hacer que idealicemos a la otra persona o a la relación y si no funciona la decepción es mayor.

También es más fácil si se lleva a cabo en lugares con la misma franja horaria y si se tiene el mismo o parecido horario laboral. Si no es así, la comunicación es complicada y entonces sí sería bastante difícil

Es importante tener en cuenta algunas cosas:

  • Definir  la relación, aclarar lo que es y  hacia dónde va ¿Sois pareja? ¿Hay compromiso? ¿Hay proyecto de futuro? ¿ Una u otra persona estaría dispuesta a trasladarse si la situación no cambiara? ¿Estáis solo probando y ya se verá?
  • La confianza. En la otra persona y en la relación.
  • Mantener una buena comunicación. Siempre, pero en este caso,  va a ser el pilar fundamental en el que se sujete la relación.

¿Qué ventajas tienen las relaciones a distancia?

Además de todo lo anterior, tienen algunas ventajas que pueden incluso enriquecerlas:

  • Se dispone de más tiempo para uno mismo. Para ti para tu vida social, familiar, trabajo y aficiones. Te  fortaleces como persona, no pierdes tu independencia  y eso enriquece la pareja.
  • El rato que estéis conectadxs será 100% único y vuestro, sin distracciones. Es vuestro momento, quedáis para eso, no hay móviles, ni tele, ni niñxs, ni nada que os distraiga.  Hablar a solas es dar calidad al encuentro.
  • Favorece  la creatividad y la sorpresa Se pueden hacer muchas cosas juntxs buscando compartir actividades a distancia, preparar la cena , ver series, estudiar, leer… Existen muchos canales  Instagram, Facebook,  Skype, WhatsApp, llamadas, twitter… cada uno tiene sus códigos y se pueden utilizar todos según  para qué, cómo, dónde y cuándo.
  • Cuando os reencontréis físicamente será más  intenso por lo deseado. Hace tiempo que no os tocáis, os esforzaréis más en que todo sea satisfactorio apasionado e intenso.
  • Desarrollaréis o fortaleceréis la confianza y la tolerancia. No siempre se puede responder aunque se  esté en línea y eso no es un drama.
  • La distancia física ayuda a relativizar las cosas dando valor a lo importante, a lo que tienes no a lo que te gustaría tener.
  • Aprendes a echar de menos como algo natural. Te necesito en mi vida porque te quiero y no te quiero porque te necesito a mi lado.

Si tiene que acabar se acabará, pero no tiene que ser necesariamente por la distancia física sino por la distancia afectiva. Como las otras.

 Así que… ¿Por qué no?

Artículo escrito por Begoña Peraita

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