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¿Qué es la feminidad?
Empecemos con un ejemplo de película:
“Magia a la luz de la luna” Un experto desacreditador de espiritistas viaja al sur de Francia para conocer a una mujer que está haciendo creer a una familia adinerada que es espiritista.
Quiere comprobar si es verdad lo que dice.
Cuando llega a casa de dicha familia, habla con uno de ellos que le dice que cree que ella dice la verdad porque le ha dicho cosas que nadie más sabría.
Él añade: Y dicen que es muy agraciada.
El otro responde: Es adivina y divina.
Esto es lo que la feminidad os ha dicho:
“Una verdadera mujer es vulnerable, es sensible y asustadiza. Es muy buena en el cuidado de otras personas, en la atención a las necesidades de lxs demás pero nada buena en tareas que se salen del contexto del hogar. Una mujer no es agresiva, no dice tacos, no se enfada. Una verdadera mujer llora antes que gritar o enfurecerse. Una mujer tiene que ser comprensiva y dulce, escuchar más y hablar menos. No querer protagonismo.”
Esa es la única manera de ser mujer.
Pero como hicimos con la masculinidad en el artículo anterior vamos a borrar esos límites. Porque la feminidad se puede vivir también libremente.
Tienes derecho a:
- Ser fuerte física y mentalmente.
- Quedarte en casa cuidando de tus hijxs o ir a trabajar.
- Tener un tono de voz alto y fuerte.
- Estar seria o enfadarte.
- Ser ambiciosa en tu trabajo o en tu vida.
- Tener ganas de sexo y acostarte con quien quieras.
- No enternecerte con todo.
- Que te guste el riesgo.
- No tener vulva ni vagina. No tener la regla.
- Tener la orientación sexual que quieras, no por eso no eres femenina.
- No competir con las otras mujeres.
- Pedir en el sexo lo que tú quieres y no únicamente atender las necesidades de la otra persona.
- No ponerte falda ni nada ajustado.
- No maquillarte.
- Hacer lo que quieras cuando quieras.
- No querer tener hijxs y no por eso eres egoísta.
- Decidir tus prioridades.
- No saber cocinar bien.
- No ser siempre complaciente.
- No tener miedo.
Y esta lista se queda corta.
No hay «mujeres mujeres» ni «verdaderas mujeres»
Si te sientes mujer, eres mujer.
Artículo escrito por Begoña Peraita
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