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Este fin de semana alguien me dijo: «Yo no creo en la psicología».
Es una de las situaciones que a veces tenemos lxs psicólogxs en nuestro día a día. Igual que nos preguntan cosas como «¿Me estás psicoanizando ahora?» o «¿Después de este café cuánto sabes ya sobre mí que yo no sepa?»
Sé que algunxs colegas se enfadan por este tipo de preguntas, y no les culpo. Puede resultar ofensivo que una persona adulta cuestione tu trabajo de esta manera, sin ni siquiera darse cuenta de que lo está haciendo. Además en injusto que unx tenga que defender su profesión más allá de la propia práctica misma donde, obviamente, todo queda demostrado.
En cualquier caso allí estaba yo, frente a esta persona en concreto, en este momento concreto y con muchas ganas de darle una respuesta. No estaba ofendida así que decidí demostrar cómo trabaja un psicólogx.
¿Qué hice primero? Lo que hago en la clínica: Evalúe la situación, me di cuenta de que el problema era el desconocimiento.
Me puse un objetivo: Acabar con ese desconocimiento.
Respondí:
«Entiendo lo que quieres decir, a veces puede parecer por cómo se habla de la terapia y de la psicología que es algo en lo que hay que creer. Pero la verdad es que yo tampoco creo en la psicología. No hace falta que creas en ella, el método científico no necesita ser algo en lo que creer»
Funcionó. Porque no respondí algo personal, porque nadie se ofendió, y porque hice lo que hacemos lxs psicólogxs: evaluar, generar un plan de acción y tratar el problema para erradicarlo.
La verdad es que cada vez estos comentarios son menos porque la gente está más informada. Pero, en cualquier caso, como psicólogx es una oportunidad para enseñar.
Una vez un paciente me dijo «Yo no creo en la psicología, creo en ti». Y para mí fue uno de los mejores piropos que nunca nadie me ha dicho porque a pesar de poner en duda la profesión, en realidad si cree en mi cree en la ciencia que aplico.
Cuando unx ama su profesión y está segurx de su rendimiento los retos son emocionantes y estimulantes. Nunca son una amenaza.