Todes hemos pasado por conversaciones que inicialmente eran un debate con amigues y que luego se han convertido en una discusión que se ha salido de control, dejando mal sabor de boca y generando malestar tanto en nosotres como en los demás.
¿Por qué ciertas conversaciones terminan en conflicto?
La realidad es que discutir bien es una habilidad que como todas requiere práctica.
A continuación, te presentamos cinco consejos para gestionar las discusiones de manera asertiva, respetuosa y constructiva 😊
Consejos para discutir mejor
1. No entres en una discusión si no estás dispuestx a escuchar y aprender
Es natural que defender nuestras creencias despierte emociones intensas, pero para que una conversación sea productiva, es importante cambiar el enfoque:
En lugar de querer ganar, debemos abrirnos a nuevas perspectivas.
Esto no significa que tengas que ceder siempre, sino que aprender a escuchar de verdad es clave para evitar malentendidos y mejorar nuestras relaciones.
Una discusión no tiene porque tener un bando ganador con la verdad absoluta y uno perdedor que estaba equivocado.
¿Cómo hacerlo?
- Haz preguntas para asegurarte de que entiendes el punto de vista del otro. Por ejemplo: “¿Entonces lo que quieres decir es que…?”
- Acepta que puede ser incómodo descubrir que no tenías toda la razón. Así es como se crece.
👉Ejemplo práctico:
Si discutes sobre un tema sensible con alguien, en vez de reaccionar de inmediato, pregúntale qué le hizo llegar a esa conclusión. La mayoría de las veces, detrás de un desacuerdo hay experiencias o emociones que vale la pena explorar.
2. Utiliza la técnica del “bucle” ➰
Muchas veces, los conflictos surgen porque la otra persona insiste más de la cuenta o intenta llevarte hacia su terreno. La técnica del bucle es útil en estas situaciones: consiste en repetir tu postura con calma, una y otra vez, sin entrar en provocaciones. Es una manera de mantener tus límites sin perder la compostura.
¿Cómo hacerlo?
- Repite tu mensaje de forma clara, sin alterar el tono de voz.
- No entres en detalles innecesarios ni en debates largos; enfócate en lo que es importante para ti.
👉Ejemplo práctico:
Si une amigue insiste en que tomes una última y tú ya no quieres, podrías responder: “Gracias, pero ya he bebido bastante, prefiero irme a casa”. Si sigue insistiendo, tu repites con calma: “De verdad, prefiero irme ya a casa». ¿Qué tu amigue sigue y sigue? Pues tu también pero super tranqui «Gracias pero es que prefiero ir a casa»
Créeme, parece un chiste pero funciona.
3. Asertividad: poner límites sin ser agresivo
Ser asertivo significa expresar tus pensamientos y sentimientos de forma clara y respetuosa, sin imponer tus ideas ni permitir que otres sobrepasen tus límites. Esto es especialmente útil cuando una conversación empieza a subir de tono o cuando alguien te ataca verbalmente. Poner límites no es fácil, pero es fundamental para proteger tu bienestar emocional y para que una discusión no acabe mal.
¿Cómo hacerlo?
- Usa frases como: “No me hables así, por favor yo no te estoy hablando así”
- Si la conversación se sale de control, propón aplazarla para otro momento.
👉Ejemplo práctico:
Si alguien te grita en una discusión, podrías responder: “No voy a seguir hablando si me gritas. Propongo retomar esta conversación cuando estemos más tranquiles”.
4. Aplica la técnica del sándwich 🥪.
Esta técnica sirve para evitar entrar en conflictos inútiles y consiste en dar parte de razón a la otra persona sin renunciar a tu postura. Es útil para lidiar con personas que tienden a ser muy insistentes o testarudas.
Conceder un pequeño punto a favor de la otra persona, no significa que cedas, sino que reduces la tensión y rediriges la conversación hacia algo más productivo.
¿Cómo hacerlo?
- Das tu opinión (pan)
- Das punto a favor reconociendo algo de lo que dice la otra persona (quesito): “Puede que tengas razón en eso…”
- A continuación, reafirma tu punto de vista de nuevo (pan) : “…pero sigo pensando que lo mejor es hacer las cosas de esta forma”.
👉Ejemplo práctico:
Si tu pareja te reprocha o se enfada porque no le acompañes al dentista, pero tu no puedes, podrías decir: “A mi también me sabe mal no poder acompañarte, entiendo que te gustaría que estuviera contigo porque el dentista no mola nada, pero hoy tengo una reunión que no puedo cancelar”.
5. No pierdas de vista el objetivo principal de la conversación
En medio de una discusión, es fácil desviarse hacia reproches personales o temas irrelevantes. Cuando eso sucede, la conversación deja de ser útil. Por eso, es fundamental recordar cuál es el propósito de la charla y evitar caer en trampas emocionales.
¿Cómo hacerlo?
- Si notas que la conversación se está saliendo de control, menciona lo que está ocurriendo.
- No asumas que las personas con las que discutes son tus enemigas. La mayoría de las veces son personas cercanas con las que vale la pena encontrar puntos en común.
👉Ejemplo práctico:
Discutes con un compañero de trabajo sobre la planificación de un proyecto y la conversación deriva en críticas personales. Podrías decir: “Creo que nos estamos desviando del tema. ¿Te parece si volvemos a centrarnos en cómo podemos organizar el trabajo?”.
Reflexión final
Discutir de forma saludable no es fácil, pero es posible. Requiere paciencia, empatía y la disposición de poner en práctica algunas estrategias que nos ayuden a comunicarnos mejor. Recuerda que el objetivo de una discusión no es ganar, sino entendernos mejor, aprender de los demás, abrir la mente y encontrar soluciones que beneficien a ambas partes.
No olvides que muchas veces quienes están al otro lado de la discusión son personas que queremos, y cuidar esas relaciones es más importante que tener siempre la razón.
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