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Tenemos derecho al pataleo.
Parece que últimamente se oye por todos lados que la gente nos quejamos demasiado.
Y sí.
Estamos enfadadxs.
Desde la aparición de las redes sociales sobre todo y ahora desde hace dos años con la pandemia es fácil sentirnos así.
De un lado muchas veces parece que, o no hacemos las cosas bien, o no hacemos suficientes cosas.
No hagas esto no hagas lo otro, esto se hace así, esto se hace asá. Escucha esto, mírate estos stories, sigue a esta persona, ¿No has oído tal podcast?, lávate las manos, no te juntes con nadie…
Tenemos muchos deberes todo el tiempo y nunca parecen estar suficientemente bien hechos.
Y eso agota.
Y enfada.
Y entristece .
Y entonces nos quejamos o nos sentimos desmotivadxs, apáticxs o tristes.
No estamos preparadxs para esto pues no hay protocolos de actuación ni referencias conductuales que nos sirvan de guía.
Es difícil no confundir la información con imposición y la oferta con necesidad pero poco a poco iremos aprendiendo, iremos ajustando, adaptándonos.
Es importante darnos tiempo para identificar las consecuencias de algo y hacer un buen uso de un nuevo recurso o herramienta.
Mientras tanto la queja, también la tristeza, pueden ser una forma de equilibrar, un mecanismo de regulación.
No pasa nada por eso.
Escrito por Begoña Peraita