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cosmeticorexia

Cosmeticorexia

La nueva trampa capitalista que afecta a la salud mental.

Vivimos en una era donde la imagen y el cuidado personal están al frente de casi todos los aspectos de nuestra vida cotidiana, y las redes sociales tienen un papel crucial en esta transformación, ofreciendo un flujo constante de contenido relacionado con la belleza, el bienestar y la perfección estética (#skincareroutine). Esta situación ha dado lugar a nuevas tendencias como la cosmeticorexia.

La cosmeticorexia -obsesión desmedida por el uso de cosméticos y productos de belleza no está oficialmente clasificada como un trastorno psicológico pero está ganando relevancia, especialmente entre adolescentes y preadolescentes. En la búsqueda por alcanzar los estándares de belleza, muchxs nos vemos atrapadxs en la trampa de usar productos de manera excesiva, a menudo sin tener en cuenta si son adecuados para nuestra edad, tipo de piel o incluso si son seguros. Este fenómeno, como tantas otras modas de la «perfección» (dietas milagro, batidos para adelgazar, medicamentos como el ozempic…), puede convertirse en una puerta de entrada a problemas más profundos relacionados con la salud mental.

El poder de las redes sociales y la presión estética

Las redes sociales son una fuente inagotable de contenido. Desde tutoriales de skin care, recomendaciones de productos, apps para yoga facial… y podría seguir. Las plataformas nos bombardean con imágenes de rostros impecables, videos aesthetic de cuidado de la piel, hauls de productos de skincare que prometen resultados instantáneos…Y eso son segundos, minutos y horas recibiendo información en nuestras cabecitas. La presión por cumplir con estos estándares aumenta y con ella la creencia de que solo con el uso de ciertos productos, o siguiendo ciertas rutinas se puede alcanzar esa «perfección».

Lo que muchas personas no ven detrás de estas publicaciones es que todas están diseñadas para vender. Detrás de los rostros perfectos hay filtros, ediciones, iluminación etc y muchísimas veces, también una estrategia comercial.

La vulnerabilidad de les más jóvenes

Los adolescentes y preadolescentes son especialmente vulnerables a este tipo de influencias debido a su todavía falta de madurez psicológica y emocional. La exposición constante a imágenes idealizadas puede hacer que sientan que no están a la altura, lo que puede desencadenar problemas como baja autoestima, ansiedad, e incluso trastornos como la dismorfia corporal o la dismorfia de selfie.

Dismorfia de selfie (percepción distorsionada de la realidad de tu rostro al compararlo constantemente con versiones editadas o filtradas del mismo. La diferencia entre la imagen en el espejo y la imagen filtrada genera mucho malestar, y en algunos casos, lleva a conductas obsesivas para mejorar su apariencia física.

La falta de herramientas emocionales para gestionar puede llevar a comportamientos dañinos. La cosmeticorexia, puede comenzar como algo aparentemente inofensivo, divertido o por “seguir el trend” pero mal gestionado puede convertirse en una obsesión que consume tiempo, dinero y energía.

La búsqueda de la perfección y su impacto emocional

Una de las grandes trampas de esta moda es que no tiene fin.
Nunca llegarás a esa perfección, primero porque es imposible, y segundo porque siempre vas a querer más. La búsqueda constante de la perfección genera una sensación de insatisfacción constante.

Da igual cuantas rutinas, consejos o videos consumas, esta frustración puede aumentar la ansiedad y contribuir al desarrollo de trastornos más serios como la depresión, TCAs, miedos (a envejecer, a que aparezcan manchas, a salir de casa, a exponerte en redes etc.)

Es importante reconocer que el malestar emocional derivado de esta búsqueda inalcanzable de perfección estética no se limita solo a la apariencia física, la falta de aceptación propia puede afectar las relaciones sociales, el rendimiento académico o laboral, la capacidad para disfrutar de la vida diaria.

Rompiendo el ciclo

Una de las claves para prevenir trastornos relacionados con la imagen corporal es fomentar una relación saludable con el propio cuerpo.

  • Es fundamental cuestionar lo que se ve en las redes sociales y desarrollar un sentido crítico frente a los mensajes que recibimos sobre la belleza. Recordad, la mayoría de las imágenes que consumimos están alteradas.
  • También es crucial alejarse. Si ves que estás cambiando comportamientos, consumiendo demasiado contenido de este tipo o pensando demasiado en ello, tomar distancia es lo mejor.
  • Es importante fomentar el desarrollo de una autoestima basada en aspectos más profundos que la apariencia física. Identifica tus cualidades internas, inteligencia, creatividad, empatía, gustos. Esto puede ayudar a reforzar una imagen más completa, identitaria y saludable de ti.
  • Además, tener o generar espacios donde tú y tu entorno podáis expresar vuestras inquietudes sobre vuestra imagen y sobre la presión que sentis. Hablar abiertamente sobre estos temas en nuestras zonas seguras, con nuestros amigxs y familia, o en el entorno educativo puede ayudar a reducir el estigma que a menudo rodea los problemas de salud mental.

La cosmeticorexia es solo una de las muchas trampas que la cultura de la perfección y el capitalismo nos tiende en la era digital. Antes de esta hubo muchas otras, y detrás vendrán más. Lo importante es tenerlas identificadas.

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