La conciliación familiar es un tema que está a la orden del día.
Formar una familia no debería ser un lujo. El trabajo y la familia son dos responsabilidades importantes y a veces difíciles de compaginar.
El trabajo es necesario y el tiempo libre es limitado por lo que muchas veces todo acaba siendo una carrera hacia alguna parte.
Estoy aquí y corriendo me voy que tengo que llegar allí y después tengo que comprar esto allá y después vuelvo al punto de inicio.
Aquí puedes leer algunas cosas que quizá te ayuden con la conciliación familiar.
- Establece prioridades y no te culpes por ellas: Si has elegido cuál es tu prioridad no te sientas culpable por poner eso por delante de lo otro. No hay normas con respecto a lo que es o no más importante para ti así que no te las autoimpongas.
- Si hay algo pendiente resuélvelo: Es posible que estés procrastinando algunas cosas porque no tienes tiempo para hacerlas «de una sentada». Cada ratito cuenta y cada pequeño avance que hagas es trabajo que te quitas. No esperes a tener todo el tiempo libre que necesitas para hacer la tarea completa. Tener algo pendiente produce ansiedad.
- Permítete hablar sobre lo que te agobia pero no conviertas las quejas en una dinámica: ya lo hemos recalcado con otros ejemplos, cuanto más nos quejamos peor nos encontramos pero tampoco tiene sentido contenerlo todo dentro hasta explotar. Desahógate y pasa a la acción.
- No mezcles cosas: Si estás en familia, no estés contestando correos o WhatsApps del trabajo. No vas a disfrutar de lxs tuyos y tampoco vas a concentrarte todo lo que necesitarías en la tarea que estás desempeñando.
- Pide ayuda: Comunícate. Si necesitas que alguien te eche una mano pide ayuda. Eso no te convierte en peor madre/padre.
- Equivocarse es normal: Da por hecho que en muchas ocasiones te darás cuenta de que te has equivocado en cosas, el trabajo y la familia son cosas complicadas de gestionar y a veces mirarás atrás y pensarás que podrías haberlo hecho de otro modo. Autocastigarte o darle demasiadas vueltas no sirve para nada.
- No intentes controlarlo todo, delega: Si otra persona puede hacerlo y quiere hacerlo deja que te tome el relevo.
- Reconócete las cosas que haces bien: Es posible que sin querer pongas demasiado el foco de atención en aquellas cosas en las que te equivocas, pero eso te hará sentir frustración y no te lleva a nada bueno. Intenta poner también el foco en lo que haces bien. Ponte tus medallas.
Artículo escrito por Begoña Peraita
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